La pregunta es: ¿dónde acaba el amor? ¿Hasta dónde puede llegar? La historia de Eco y Narciso gira en torno a estas cuestiones. Los dos protagonistas de este cuento aprendieron por las malas que el amor puede volverse intolerable si no es correspondido.

La historia de Eco y Narciso es un cuento con moraleja sobre el lado oscuro del narcisismo, que puede manifestarse en un grado enfermizo de encaprichamiento con la propia gloria reflejada. Cuando Eco se enamoró de Narciso, éste se enamoró de sí mismo. A medida que la pasión se transformaba en fijación, la desesperanza se adueñaba de la situación.

Uno de los más conocidos historias de la mitología griega La historia de Eco y Narciso se contó y repitió muchas veces a lo largo de la Antigüedad. Con frecuencia se cita la versión de Ovidio del mito de Narciso y Eco, pero existen otras variantes.

Eco y Narciso es, en el fondo, una historia sobre el amor propio y el amor no correspondido. Siga leyendo para saber más sobre esta historia de amor.

¿Quién es Narciso?

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Cuenta la leyenda que el dios del río Cefiso de Beocia y la ninfa Liriope tuvieron un hermoso hijo llamado Narciso.

El joven cazador que sería conocido como Narciso procedía de la ciudad de Tespias, en la región griega de Beocia. El apuesto vástago de una deidad fluvial y una ninfa era objeto de adulación en toda la Grecia antigua.

Junto con Adonis, Ganímedes y Hermafrodita, figura entre los jóvenes más apuestos.

Sin embargo, como ya habrás adivinado, Narciso era un poco narcisista. La única persona a la que podía amar era a sí mismo; no podía sentir amor por nadie más. Como resultado, no le faltaban admiradores masculinos y femeninos.

Nadie le resultaba tan atractivo como él. Por eso no podía imaginarse enamorándose.

Por ello, muchos individuos se sentirán decepcionados por tu decisión de rechazarlos. Los problemas comienzan cuando empiezan a suplicar a los dioses que te castiguen, como ocurrió con Narciso.

¿Quién es Eco?

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Eco, una ninfa, fue una de las pretendientes de Narciso; al final, se entregó por completo a su amor por él.

Eco era una ninfa de la tribu Oread, nativa del monte Citerón de Beocia. Los padres de la ninfa de la montaña siguen siendo un misterio, aunque se sabe que las Musas Jóvenes fueron las responsables de su educación musical.

Eco, una impresionante ninfa de las montañas, fue perseguida tanto por Apollo A pesar de ello, Zeus recurrió a los servicios de Eco.

Por un tiempo, Zeus se salía con la suya con otras ninfas, Eco charlaba con Hera durante horas, manteniendo a la diosa preocupada y encubriendo así las infidelidades de Zeus.

Cuando Hera se dio cuenta de que Eco estaba ayudando a Zeus en sus tratos, maldijo a la ninfa de tal manera que ya no podía hablar en su nombre y sólo podía repetir lo que otros decían.

Eco y Narciso

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Hera había condenado a Eco a vagar por la tierra hasta encontrar Beocia, donde contempló al despampanante Narciso. Tras fracasar en su intento de llamar a Narciso, Eco se retiraba a los arbustos y lo observaba desde la distancia.

Sin embargo, llegaría un día en el que Narciso se daría cuenta de la existencia de Eco, y ambos se encontrarían por fin. Sin embargo, después de eso, Narciso trata a Eco con el mismo desdén con el que trata a todos los demás: ignorándola.

El amor de Eco por Narciso era tan fuerte que, si era rechazada, desaparecía gradualmente hasta que sólo quedaba su voz.

Eco conoció a Narciso por casualidad un día mientras exploraban el bosque, y ambos quedaron prendados el uno del otro rápidamente. Ella le siguió sigilosamente para no alertarle de su presencia, pero cuando él oyó un crujido entre los arbustos, se giró y dijo: "¿quién está ahí?".

Ella se hizo eco de sus palabras, y Narciso interpretó que era el sonido de su voz reverberando por el bosque y siguió su camino.

Cuando Eco los había observado durante un rato, su creciente excitación la había obligado a salir de su escondite. Se acercó y abrazó a Narciso, el punto en el que la mayoría de las historias de amor los harían besarse y abrazarse y bla bla bla.

Le cortó el brazo y le ordenó que le dejara en paz. Por eso nunca encontraría a alguien a quien pudiera amar que fuera como ella, o más exactamente, a quien no pudiera amar porque no era él mismo.

Allí permanecería, sola y con el corazón roto, durante el resto de su vida, hasta que finalmente desapareció en el bosque y fue reemplazada por un eco.

Narciso y Ameinias

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Según cuenta la historia, Eco no fue la única que vio rechazados sus sentimientos por Narciso; otro desafortunado joven llamado Ameinias también estaba profundamente enamorado de él, pero también fue rechazado.

Tras tomarse la noticia de su rechazo tan en serio como humanamente era posible, Ameinias se ahorcaría con la espada que Narciso le había dado a la entrada de su casa.

En una versión de la historia, Ameinias reza a los dioses para vengarse de Narciso, mientras que en otra es una de las muchas ninfas despechadas la que apela.

El castigo de Narciso

Tras observar a Narciso, la diosa Némesis llegó a la conclusión de que sus acciones eran sospechosas. Cuando supo lo que le había ocurrido a Eco, creyó que ya era hora de que se censurara este tipo de comportamiento.

Una mañana, de madrugada, mientras cazaba, Narciso divisó algo a lo lejos. Un charco de agua fue la forma que tuvo Némesis de atraerlo. Se agachó para beber un poco de agua, agotado por la búsqueda.

En cuanto Narciso vio a la criatura más hermosa que jamás había visto, flotando en el estanque de agua, también él se enamoró perdidamente.

Se miró en el espejo hasta que se dio cuenta de que sus sentimientos no eran correspondidos. Naturalmente, estaba mirando nada menos que su propio reflejo. Era otra persona totalmente distinta a él. Sorprendido como estaba, no se atrevía a marcharse.

Ahora, supuestamente sabía lo que era amar a una persona que nunca te correspondería.

Debido a su culpa y angustia, se quitó la vida, y su sangre se acumuló para convertirse en una hermosa flor blanca y dorada.

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Moraleja

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No importa cuántas veces se vuelva a contar una historia, las lecciones y los temas siempre son los mismos. En su nivel más fundamental, es una cruda advertencia a cualquiera que tenga una preocupación malsana por su apariencia.

Lo que ves en el espejo no es todo lo que hay. Si te dejas llevar por tu orgullo y tu ego, puedes perderte el bosque por los árboles.

Más que eso, es un cuento con moraleja sobre la importancia de considerar las consecuencias de las propias acciones en los demás. Al ser rechazado, Narciso muestra poca consideración por los sentimientos de sus pretendientes.

La volatilidad emocional de la juventud es la conclusión esencial de esta historia.

Sin embargo, se suele hacer referencia a Narciso como un niño, lo que indica que estaba en plena adolescencia, cuando las personas tienden a cometer muchos errores a medida que continúan desarrollándose hasta la edad adulta.

Tampoco es raro que un chico de su edad sea un poco egocéntrico y esté obsesionado con su apariencia. A su favor, Narciso muestra signos de haber madurado y de aprender que sus actos tendrán repercusiones. Nada cambia el hecho de que ahora es una flor.

En otras palabras, la historia puede interpretarse de numerosas maneras. Naturalmente, algunas son más útiles que otras.

Lo esencial

Simbolizando los dos polos de la naturaleza humana, la fábula de Eco y Narciso sirve de advertencia.

En última instancia, el narcisismo de Narciso le conduce a la muerte porque se queda paralizado ante su reflejo y no puede apartar la mirada.

Eco, incapaz de expresar sus necesidades, se obsesiona con Narciso a pesar del rechazo de éste.

Aunque parezca simplista, este viejo cuento podría captar en realidad la esencia del narcisismo y la codependencia modernos.